Publicado por Brunetti Propiedades | #PrimeroVos –
Cada vez más personas entienden que el lugar donde vivimos o trabajamos impacta directamente en cómo nos sentimos, pensamos y nos relacionamos.
La neuroarquitectura surge precisamente de esa conexión entre el espacio y el cerebro: es la ciencia que estudia cómo el entorno físico puede mejorar nuestro bienestar, productividad y emociones.
En un mundo donde pasamos más del 80% de nuestro tiempo en interiores, diseñar espacios que “nos hagan bien” ya no es un lujo, sino una necesidad.
¿Qué es la neuroarquitectura?
La neuroarquitectura es una disciplina que combina neurociencia, psicología ambiental y arquitectura para crear espacios que estimulen respuestas positivas en el cerebro.
Estudia cómo los colores, la luz, las texturas, los sonidos y la disposición de los ambientes influyen en aspectos como el estrés, la concentración, la creatividad o el descanso.
En palabras simples, busca responder a una pregunta esencial:
¿Cómo puede el diseño ayudarnos a sentirnos mejor y vivir más felices?
Los principios de la neuroarquitectura
1) Luz natural: energía y equilibrio
La luz regula nuestro reloj biológico. Ambientes bien iluminados con luz natural aumentan la serotonina, mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés.
En viviendas, se recomienda maximizar el ingreso de luz solar y evitar espacios cerrados u oscuros.
2) Conexión con la naturaleza (biofilia)
La presencia de plantas, vistas al exterior, materiales nobles o colores inspirados en la naturaleza disminuyen la ansiedad y mejoran la concentración.
Este principio, conocido como diseño biofílico, es clave en oficinas y hogares modernos.
3) Colores que influyen en las emociones
Cada tono genera una reacción diferente en el cerebro:
Azul: calma y serenidad.
Verde: equilibrio y concentración.
Amarillo: creatividad y optimismo.
Blanco y tonos neutros: sensación de amplitud y limpieza.
Un uso equilibrado del color puede transformar la percepción de cualquier espacio.
4) Espacios abiertos y fluidos
Los ambientes integrados favorecen la comunicación, la luminosidad y la sensación de libertad.
En cambio, los espacios saturados o con pasillos estrechos pueden generar estrés o agobio.
5) Sonido, olor y textura
El confort sensorial también importa.
Los materiales absorbentes (madera, telas) reducen el ruido.
Los aromas naturales (como lavanda o cítricos) influyen en la concentración y el ánimo.
Las texturas suaves generan sensación de calidez y seguridad.
Neuroarquitectura en el hogar
Aplicar sus principios en una vivienda no requiere grandes inversiones.
Algunos cambios simples pueden marcar una diferencia enorme:
Incorporar plantas naturales o jardines verticales.
Usar muebles de líneas simples y materiales cálidos.
Mejorar la ventilación y la entrada de luz natural.
Crear zonas de descanso visual, sin pantallas ni saturación visual.
Elegir colores según la función de cada espacio (por ejemplo, tonos suaves en dormitorios y más vibrantes en áreas sociales).
Estos ajustes ayudan a que una vivienda se sienta más equilibrada, acogedora y humana.
Neuroarquitectura en espacios de trabajo
En oficinas, coworkings o locales comerciales, el diseño puede potenciar el rendimiento y la creatividad del equipo.
Espacios con buena acústica, ergonomía, luz natural y áreas colaborativas generan bienestar, reducen el ausentismo y mejoran la productividad.
De hecho, grandes empresas tecnológicas ya aplican la neuroarquitectura en sus sedes: buscan crear entornos inspiradores donde las personas quieran estar.
Más que diseño: una inversión en bienestar
La neuroarquitectura demuestra que el valor de un inmueble no está solo en sus metros cuadrados, sino también en cómo hace sentir a quienes lo habitan.
Una vivienda diseñada bajo estos principios aumenta su atractivo, mejora la experiencia del usuario y, en consecuencia, su valor de mercado.
En definitiva, un buen diseño no solo se ve: se vive y se siente.
En Mendoza, el entorno es parte del bienestar
Nuestra provincia tiene una ventaja natural: paisajes, luz, aire puro y vistas a la montaña.
Aprovechar estos elementos en el diseño arquitectónico es aplicar neuroarquitectura de forma orgánica: abrir ventanales hacia los Andes, integrar materiales naturales y generar espacios donde la naturaleza sea protagonista.
Entendemos que cada espacio cuenta una historia y puede influir en la calidad de vida.
Atte.
Juan Pablo Brunetti
BRUNETTI PROPIEDADES
Mat. CCPIM Nº 1713